CÍRCULO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y SOCIALES

CIREPS

La lucha contrasubversiva en el VRAE




El sábado 24 de febrero, el CIREPS tuvo como invitado al capitán de navío C.A. quien expuso antes los asistentes los pormenores acerca de la actual lucha contrasubversiva en el VRAE, precisamente, en la zona de Viscatán. El objetivo de su exposición consistió en difundir los acontecimientos poco conocidos por la opinión pública respecto a la lucha contra Sendero Luminoso en dicha zona.

Para ello, inició su presentación con la explicación del Plan Excelencia, cuyo objetivo principal es tomar la base de apoyo revolucionaria de Sendero Luminoso en Viscatán. Esta zona de alrededor de 10 km cuadrados es el núcleo de Sendero en el VRAE, cuya tendencia, según refirió el capitán, es ampliarse a otras zonas aledañas. La mayor dificultad que enfrentan las Fuerzas Armadas es el difícil acceso, debido a lo accidentado de la geografía y por la denso bosque tropical que cubre esa parte de ceja de Selva. Por el contrario, estos factores favorecen el accionar de Sendero y del narcotráfico.

Durante su intervención, el expositor procuró desmitificar algunas ideas generalizadas acerca de lo que acontece allí. La primera de ellas tiene que ver con la afirmación de que Viscatán es un centro poblado y que, eventualmente, existen bajas civiles que son atribuidas a las Fuerzas Armadas. Explicó que las bajas civiles que reportan los medios de comunicación han sido identificados como integrantes del FURD (Frente Único Revolucionario Democrático) denominación con la cual ahora Sendero define a la masa. Esto es más que un simple cambio de nombre, implica un plan de integración y de acción de la población para que asuma un compromiso más estrecho con el PCP-SL., que implica abastecimiento, logística y apoyo militar. Partiendo de esta premisa, si no hay centros poblados en Viscatán, entonces los individuos que allí transitan serían, efectivamente, senderistas, muy aparte de la actividad cotidiana que realizaran.

Posteriormente, explicó cual es la actual situación de Sendero Luminoso. Aquella facción que se encuentra en el Huallaga, apuntó, no tiene las pretensiones ideológicas de antes ni planea continuar con la guerra popular a la manera de Abimael Guzmán, sino que, simplificando, se han convertido en sicarios del narcotráfico y mantienen actividades a corto plazo que aseguren su subsistencia. En este sentido, el cultivo de la coca y el tráfico de cocaína es la principal actividad comercial que les proporciona ingresos económicos. Distinta es la situación en el VRAE donde el camarada Alipio dirige a la facción fundamentalista del PCP-SL que desconoce el pensamiento Gonzalo como guía de acción. Este cisma ocurrió poco después de la captura de Guzmán y comprendía tanto a los acuerdistas (partidarios del acuerdo de paz) y a proseguir (con Feliciano y Alipio) quienes optaban por seguir con la lucha armada. Capturado Feliciano, Artemio asumió el mando militar del Huallaga y junto a Alipio conforman las dos facciones restantes de Sendero Luminoso en la actualidad.

Si bien la facción del Huallaga abandonó la ideología para convertirse en mercenarios o sicarios del narcotráfico, las fuerzas de Alipio también mantienen acercamiento con esta actividad, pero con fines prácticos, específicamente, de susbsistencia económica. Sin embargo, no descartan la posibilidad de obtener ingresos por otros medios y si el narcotráfico se los provee, significa para ellos un aliado eventual, pero al que no se someten totalmente. (Según el testimonio del capitán, Sendero controla los poblados aledaños a Viscatán debido a la ausencia del Estado en la zona. Sendero alfabetiza, administra justicia y protege a los campesinos que se dedican al cultivo de la hoja de coca. Visto así, las situación en aquellos lugares no ha cambiado durante los últimos 20 años).

El tema que mayor preocupación causó en los asistentes fue el relativo a la calificación atribuida a los campesinos como potenciales integrantes de Sendero Luminoso. Recordemos que una estrategia de Sendero fue provocar que ingresen las Fuerzas Armadas en las zonas de conflicto armado para que hubiera bajas civiles, lo cual inclinaría la balanza a favor de los subversivos. Si Sendero se ha reestructurado y colocado a la población como parte activa de su ejército popular, queda claro que la estrategia sigue siendo la misma, pero más decidida aún: provocar mayores bajas civiles mediante el convencimiento de que cualquier población es un senderista.

Resolver este dilema no es nada sencillo para las Fuerzas Armadas. Actualmente, la regulación en materia de Derechos Humanos es un instrumento que suele ser tomado como un impedimento para combatir la subversión porque expondría a los militares a juicios por la violación de estos derechos. ¿Qué hacer, cómo actuar frente a una población que es afín a Sendero? ¿Debemos asumir desde la sociedad civil y las Fuerzas Armadas que dicha población son militantes senderistas disciplinados o ciudadanos cuyos derechos han sido conculcados por un grupo terroristas? ¿Son enemigos o víctimas.

Finalmente, nos quedó claro que la opinión pública desconoce realmente lo que sucede en el VRAE y en otras zonas de conflicto armado contra el terrorismo, situación con la cual han colaborados los medios de comunicación tanto oficialistas como de oposición. Tema aparte fue el de la autocrítica de las Fuerzas Armadas por los hechos que ocurrieron durante las décadas del conflicto armados interno. Para la gran mayoría, un mea culpa implicaría el debilitamiento de esta institución. Por el contrario, creemos que no es así: deslindar posturas frente a los malos elementos, abandonar conceptos como la obediencia debida o el mal entendido espíritu de cuerpo contribuirá a que la sociedad civil vea en las Fuerzas Armadas no a una amenaza contra la democracia y los derechos civiles, sino a una institución que vela por la seguridad de la nación.

Aportes de Sobre la libertad y su vigencia contemporánea.



Por Patricia Stockton

El presente texto tiene como objetivo sintetizar los puntos centrales de la obra Sobre la libertad (1859) de John Stuart Mill. Para ello, tanto la exposición y los comentarios vertidos se basan en los capítulos más representativos de la obra así como en la conferencia del filósofo Isaiah Berlin, “John Stuart Mill y los fines de la vida”, pronunciada por el centenario de la obra.

Mill afirma, desde su introducción, que el objeto de su libro, es decir, la materia sobre la cual versará su estudio, no es la libertad de arbitrio, sino la libertad civil o social. Ello significa profundizar en “la naturaleza y límites del poder que legítimamente puede ejercer la sociedad sobre el individuo”(p.55). Desde el comienzo, se nos plantea el problema de la libertad desde su negatividad (libertad negativa) entendida como la capacidad que se posee para actuar “sin obstrucciones de otros”. Dicha concepción afirma que se deja de ser libre cuando un tercero nos impide realizar cualquier actividad con el fin de alcanzar una meta. El punto central es el problema de la intromisión de otros hombres que impidan la acción en la forma en que se desea; en consecuencia, se es libre en cuanto no existan estas interferencias y obstáculos. Mill se adhiere a esta concepción negativa de la libertad y va mucho más lejos al afirmar que resguardarla y protegerla debe ser una de las metas más importantes o la más importante de cualquier comunidad.

Sin embargo, el problema es complejo, pues es a partir que los hombres deciden vivir en comunidades sociales que se torna una imposibilidad que todos puedan realizar o llevar a cabo la totalidad de sus propósitos o actividades. La suscripción de un pacto social entre los individuos que conforman la sociedad hace vital el establecimiento de una serie de normas comunes que limiten la libertad del hombre pero sin llegar al punto de reprimirlo sin más, ya que se corre el riesgo de inhibir su desenvolvimiento, nos dirá JSM. El problema para John Stuart Mill es establecer qué aspectos deben ser regulados es decir, sujetos a una vigilancia u observancia social de aquellos que no requieren ser regulados por pertenecer al ámbito privado.

Por esta razón, no hay sociedad para Mill que se salve de la posibilidad de ejercer la represión civil o social por lo que se debe asegurar a través de la ley la protección de por lo menos tres libertades básicas: la libertad de conciencia (que incluye no solo la libertad de pensar y de sentir sino la de expresar y publicar opiniones), la libertad de adquirir gustos y elegir un plan de vida de acuerdo a ellos (con extensión limitada por el acuerdo social) y la libertad de asociación. Estas serán para Mill las condiciones mínimas para una sociedad libre. Ahora bien, ¿qué pasa con aquellas creencias, opiniones o proyectos de vida que contravienen directamente con las nuestros en el sentido en que se muestras opuestos como contradictorias? ¿Qué actitud asumir frente a ellas? Mill, en un intento por construir una sociedad tolerante, nos invita a “respetar escépticamente” las creencias u opiniones de los demás. Ello porque sin la posibilidad de darles cabida caeríamos en dogmatismos y fundamentalismos que devendrían en una actitud perversa y tiránica frente al resto, asunto que, como ya vimos, es justamente lo que Mill quiere evitar. Por esta razón la tolerancia entendida como “escucha alerta” se convierte en la condición de posibilidad del debate público y social.

Por último, la defensa y salvaguarda de las libertades civiles por parte de Mill a partir del énfasis notorio que hace especialmente en el caso de la libertad de expresión, nos habla del valor inigualable que Mill adjudica a la capacidad del ser humano de elaborar y en última instancia de respetar los proyectos de vida de las personas trasfondo de nuestras creencias y prácticas. Sin embargo, Mill nos deja un humilde pero poderoso mensaje de advertencia: no vaya a ser que porque profesemos una fe o una creencia política o ideológica pensemos inmediatamente que esta es verdadera entendida como la única posible. Contrastar nuestras creencias no sólo es necesario sino que incluso se convierte en vital para poderlas defender con un mínimo de dignidad.